lunes, 29 de febrero de 2016

Perfume de almohada

Todas las verdades juntas.

Todos los sabores, de la miel, de tu piel... en la punta de mi lengua.
Miles de besos no son capaces,  de secar los labios de mi boca.
Y tragos, muchos tragos,
de luz, de copas, de corrientes silenciosas amamantándolo todo
en una misma noche...que no dejara de serlo... por soñar con los ojos abiertos,
sin escapar de sus rincones.

Lazo de brazos subiendo muy despacio
desde los filos de tus pies hasta el final de la punta de tus manos.
El silencio... es doble respiración.
Pongo mi mano en tu espalda
y puedo acariciarte sin hacerlo.
Puedo estar horas, dibujando un universo con espacios,
y quiero estar dentro de ti.
Llevame, como en tierras movedizas al mismo centro de la luna que enciendes bajo alma.
No quiero mirar atrás...solo quiero ver tus ojos clavados en los mios.

El perfume de tu cuerpo
se ha dormido dentro de mi almohada
y la realidad se a vuelto del revés
pero puedo volver a soñarte.

Tumbados, mi cara,  muy cerquita de tu cara
tragándome tu respiración al lado de una chimenea.

Llamas que dibujan en segundos
hasta ser por ellas mismas consumidas.

Te regalare mi perfume
para que quede en la piel de tu almohada,

solo tienes que soñarme.







lunes, 1 de febrero de 2016

Otra vez

La alfombra mágica viniendo hacia mi
con sus dos copas vacias.

El mural del bosque acaba de teñirse de rojo,
dejándose ver bajo la piedra.

Cuerpo mecido y sin nana.
Dos manos cruzadas
y una vela, a punto de decir:
"Que anuncia morirse por nada".

Lagrimas de cera,
mirada quieta en el espejo.
Al atardecer me acercare al rio,
meteré grandes piedras en los bolsillos
y caminaré hacia el
sin cerrar los ojos,
para ver sin repirar
como termina el cielo igual de azul
desde el fondo de las aguas, en el ultimo rincón vacio,
donde las hiervas buscan roces en remojos.

El paseo acaba de finalizar,
y la luz se marcha con el.
Las partes suicidadas secan en la noche
para volver... a estar empapadas en la mañana.

Dos dedos de unas manos en mi espalda haciendo un poco de presión...
una caricia atravesándome
y un soñar,  que habla  siempre, y sin decir nada.
El corazón, vuelve a ser otra vez,
dejando atrás el hueco invisible de la mirada.

Libres y desnudos
libros de cuerpo de carton, palabras idiotas...
envueltas siempre y sin razón.

Meto en mi boca, 
una a una
todas las perlas de ese collar,
provocándome para expulsarlas  sin nombrar
el mas asqueroso de los vomitos.

Entre la vida y la muerte,  se que Otra vez,
dejaré  pasar de largo  lo presente...
para volver a sentir misma sed, 
dos, de las nombradas caricias...
y siempre tan calladas...
y siempre tan ausentes.